lunes, 21 de septiembre de 2009

Días sepia.


Recuerdo aquel diálogo en "Breakfast at Tiffany's".

—¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
—¿Color rojo? Querrá decir negro.
—No, se puede tener un dia negro porque una engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué.....

Y bien, he aquí mi presentación de los días color sepia.

La vida en sepia es el tren de cercanías (o de largas distancias), pastelerías, Montmartre y Latinoamérica.
Son los días humanos y mentales, antifísicos. Los días creativos, en los que uno se deja inundar de constructivos pensamientos.

Los días en los que te levantas con ambos pies. Paseas y te sientes a cada momento. No estás pendiente de tus pisadas, simplemente te dejas llevar. Caminas, deambulando por calles sin rumbo fijo.

Nada importa y todo es relativo. Se aprecia el cálido sol cuando se superan las zonas de sombra.

Se palpa la humedad, y el fresco, pero se está tan cómodo que apenas puedes reprimir una sonrisa tonta.

Pero sin duda, la característica principal es la ligereza. La falta de gravedad.
Y mientras floto en lo ingrávido pienso: "Todo es lindo, todo es lindo, todo es lindo...".

Probablemente, en el i-pod suena:




Y cuando quieres darte cuenta, ya estás dormido. Pero con esa sonrisa, la sonrisa más tonta.

martes, 8 de septiembre de 2009

Romance sonámbulo

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.



Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde...?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.



Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.



Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal,
herían la madrugada.



Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento, dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está mi niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!



Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos,
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.


Federico García Lorca.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Revista Zoom. 1976.

Fotografiar es errar en un mundo paralelo, o convertirse en la imagen de sí mismo; escapar de la muerte tratando de desentrañar todo; es pasar de una dimensión a otra, de un mundo a otro, hasta residir al mismo tiempo en mundos diferentes; es pasearse en el límite del consciente y el inconsciente, de la realidad y del ensueño.

Karel Fonteyne.