Yo tenía 22 años, y era virgen. Y al fin tenía entre mis brazos a la diosa de mis sueños.
Mis deseos eran infinitos.
La respuesta de Sophie era una mezcla de abandono carnal y evasión del recuerdo y el dolor.
Ahora comprendo que era algo más.
Era un intento desesperado por escapar a la muerte.
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